La “jeringa eléctrica”, bomba de tiempo en barrios subnormales
Una problemática social de incontrolable crecimiento en toda la Costa Caribe.
Hace 9 años un numeroso grupo de desplazados de la violencia, provenientes del centro del departamento de Bolívar, invadió un basurero en el suroccidente de Cartagena.
Como siempre ocurre en este tipo de casos, la invasión creció de manera desordenada y hoy el lugar es conocido como “Henequén Sector 3 de Junio”.
Actualmente el grupo lo integran 759 familias para una población aproximada de 3.800 personas, entre adultos, jóvenes y niños.
El promedio de ingreso económico es menor al salario mínimo y tiene como fuentes en las mujeres el trabajo doméstico en sectores aledaños y en los hombres las ventas ambulantes del Mercado de Bazurto y trabajos como ayudantes de albañilería.
La mayor parte de las viviendas están construidas con materiales de desecho como estibas de madera, plásticos, mallas y cartón.
Pero, existen aventajados desplazados cuyas casas están debidamente construidas, cuentan con lujosos electrodomésticos y hasta mantienen negocios comerciales de todo tipo.
Para la empresa Electricaribe “Henequen Sector 3 de Junio” se ha convertido en una verdadera bomba de tiempo dentro de la subnormalidad.
Mediante una declaratoria de “Subnormalidad Transitoria” la Alcaldía de Cartagena legalizó temporalmente la prestación del servicio de energía en el sector.
Sin embargo, lo que pudo ser el inicio de una solución, se ha convertido en una problemática social de consecuencias incalculables. La zona está rodeada de “pericos”, “telerañas” y toda clase de conexiones ilegales de energía.
Con ello, muchos de los potenciales usuarios aprovechan para darle rienda suelta al desperdicio de energía.
Así, es fácil observar luces encendidas en las terrazas, a plena luz del día, además de equipos de sonido a todo timbal. Igualmente, televisores encendidos sin que nadie esté frente a ellos. Quizás por la costumbre de muchas amas de casa que los encienden, a todo volumen, para estar “oyendo” las novelas desde la cocina o el lavadero.
Lo más llamativo son los “switches”. El más curioso, peligroso y utilizado es la denominada “jeringa eléctrica”. Se trata de una jeringa que es accionada como tal para que los dos cables hagan contacto y así “se haga la luz”.
Otro mecanismo es el de los dos cables “pelados” que son conectados manualmente. Y en otros casos utilizan “el viejo truco del bombillo”, que es apretado para encender la energía o lo dejan “flojo” para el apagado.
En cualquiera de los casos representan grave riesgo para los habitantes, tanto por la manipulación de los “sistemas” como por la cantidad de cables sueltos y regados por toda la rústica vivienda.
“Por ello, el año pasado entregamos en toda la Costa Caribe 5.000 bombillas ahorradoras de energía y realizamos 5.000 conexiones adecuadas para reemplazar esos sistemas que constituyen un gran peligro”, sostiene José Rodrigo Dajud, Gerente Comercial de Electricaribe.
La otra cara de la moneda es de tipo económico. En este sector el presupuesto de cobro del servicio asciende a 78 millones 622 mil 960 pesos. Sin embargo, el recaudo solo alcanza los 6 millones 989 mil 995 pesos. Lo que significa que el porcentaje de recaudo es apenas del 9%.
Esta situación ha generado una cartera vencida de 1.237 millones 876 mil 667 pesos.
El caso de “Henequen Sector 3 de Junio”, tipifica una grave situación que se presenta a lo largo y ancho de la Costa Caribe.
La Región cuenta con 1.725 barrios subnormales que concentran a 412.500 familias que consumen 94 gigavatios/horas/mes. La facturación asciende a $15.789 millones, de los cuales se recaudan $1.935 millones, es decir, el 12% de la misma, generando una cartera de $422.084 millones, precisó Flor García Escallón, Gerente de Mercados Especiales de Electricaribe.
Magdalena cuenta con el mayor número de barrios subnormales, con 500, que congregan a 130.688 familias y una cartera de $150.197 millones.
Atlántico es el segundo departamento con el mayor número de familias, con 91.160, en 217 barrios, con una cartera de $103.025 millones.
En su orden le siguen: Bolívar, 64.948 familias, 344 barrios ($46.779 millones); Cesar, 55.206 familias, 204 barrios ($56.969 millones); La Guajira, 38.623 familias, 277 barrios ($43.169 millones); Córdoba, 20.006 familias, 100 barrios ($13.351 millones) y Sucre, 11.869 familias, 83 barrios ($8.593 millones).
En cuanto a las capitales, Santa Marta también ocupa el primer lugar en la subnormalidad costeña: 109 barrios que concentran 50.101 familias para una cartera de $61.549 millones.
Le siguen, en su orden, Cartagena, 35.389 familias, 74 barrios ($20.734 millones); Barranquilla, 26.801 familias, 41 barrios ($32.454 millones); Valledupar, 14.363 familias, 30 barrios ($13.783 millones); Riohacha, 10.449 familias, 61 barrios, ($12.365 millones); Montería, 5.310 familias, 20 barrios ($4.145 millones) y Sincelejo, 3.938 familias, 21 barrios ($2.420 millones).
No hay que olvidar que son, los politiqueros de turno, quienes promueven la mayor parte de esta clase de invasiones para cautivar votaciones y favorecer sus intereses electorales, generándole enormes problemas a los entes territoriales.
Según el Gerente General de Electricaribe, José García Sanleandro, la solución a esta grave problemática es bastante compleja, por tratarse de una situación de orden social.
Anualmente los entes territoriales certifican los sectores subnormales para ser incluidos en los programas de energía. Adicionalmente, se requeriría un ordenamiento de los sectores, la legalización de las viviendas y una fuerte inversión para la normalización de los servicios públicos, especialmente el de energía eléctrica.
El gran interrogante, para comenzar a enfrentar seriamente la problemática, sería: ¿Y quién le pone el cascabel al gato?
“Esto requiere una solución administrativa, económica y, sobre todo, de voluntad política”, asegura.
Mientras los tres factores no logren coincidir, seguirá la bomba de tiempo.